jueves, 17 de noviembre de 2011

CLASE IV Hablando a la Tierra

HABLANDO A LA TIERRA

Psicografía de Francisco Cándido Xavier
Espírito Juan de Brito


El Amor, sublime impulso de Dios, es la energía que mueve los mundos.
Todo crea, todo transforma, todo eleva.
Palpita en todas las criaturas.
Alimenta todas las acciones.
El odio es el Amor que se envenena
La pasión es el Amor que se incendia.
El egoísmo es el Amor que se concentra en sí mismo.
Los celos son el Amor que se dilacera.
La rebeldía es el Amor que enloquece.
La discordia es el Amor que divide.
La vanidad es el Amor que se ilusiona.
La avaricia es el Amor que se encarcela
El vicio es el Amor que se embrutece.
La crueldad es el Amor que tiraniza.
El fanatismo es el Amor que petrifica.
La fraternidad es el Amor que se desarrolla.
El cariño es el Amor que florece.
La dedicación es el Amor que se extiende.
El trabajo digno es el Amor que se supera.
La experiencia es el Amor que madura.
La renuncia es el Amor que ilumina.
El sacrificio es el Amor que se santifica.
El Amor es el clima del Universo.
Es la religión de la vida, la base del estímulo y la fuerza de la creación.
Bajo su influencia, las vidas se agrupan, sublimándose para la inmortalidad.
En este o aquel rincón aislado, cuando se le retira la influencia, reina el caos.
Con El, todo se aclara.
Lejos de El, la sombra se coagula y reina.
En resumen, el Bien es el Amor que se desdobla, en la búsqueda de la Perfección
en el infinito, según los Propósitos Divinos.
El mal es, simplemente, el Amor fuera de la Ley

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